
Mi papá dice que las manos de plátanos siempre tienen una cantidad impar de los mismos. Yo siempre los contaba y era verdad, o por lo menos nunca me encontré una con un número par de plátanos.
Los de Berlín no saben igual. Los hay el año entero pero al importarlos desde tan lejos y tan verdes, además, no llegan a "hacerse" como debieran. Cómo extraño los míos.
Los platanos me recuerdan el hambre.
ResponderEliminarEn algun momento sirvieron para apaciguar aquella hambre cronica que sufri a fines de los 80s y principios de los 90s.
Cuando tenga animos y tiempo voy a escribir algo sobre los platanos.
Muy bueno tu post!
A mí también me recuerdan que había días donde sólo teníamos agua con azúcar prieta de desayuno. Y a veces llena de basuritas, lo que le daba un color raro al agua, además de ponerla turbia. Aleluya los plátanos que nos sacaban de un apuro casi siempre!!
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