martes, 29 de noviembre de 2011

¿Revolution? ¡Pa' su escopeta!

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Revolution, "aparato" en Mercado Navideño, Berlín.

Este fin de semana que pasó fuimos con los niños al Mercado Navideño de Alexander Platz, en el corazón del "nuevo centro" de Berlín. Todos los años inauguran muchísimos por toda la ciudad, por toda Alemania, siempre un mes antes de Navidad. Este año comenzaron el 21 de noviembre. El 25 de diciembre ya estarán completamente desmontados: no duran ni 5 semanas. Hace tres años, en el 2008, andábamos por los de Colonia. El de la Catedral de Colonia lo visitan unos 5 millones de personas cada año.

A mí me encantan los Mercados Navideños. Tradiciones así no existen en Cuba. El ambiente es festivo y se pasa muy bien. Incluso el frío, eterno asistente todos los años, se olvida un poco cuando se camina entre la gente, cuando se puede caminar, claro, porque siempre están repletos. Artesanos venden sus creaciones, gastronómicos sus especialidades y músicos su talento. Y las atracciones para grandes y chicos no faltan. Los "aparatos", como les llamamos en Cuba.

Pues este año me topé con un "aparato" al que no dudé en hacerle una foto. Porque igual se la hice en el 2009 pero había olvidado dónde la guardé aquella vez. El aparato lleva por nombre Revolution.

El eje que ven a la izquierda en la foto, hace de péndulo principal. Ese péndulo sostiene un banco en el que pueden sentarse a la vez unas 15 personas. El péndulo comienza a moverse, unos pocos grados primero, luego 45, 90, 180, y la velocidad máxima la alcanza a los 360 grados. La gente hace cola, compra tickets, se sube al banco, comienza a balancearse, a gritar, a rugir, a llorar histéricamente en el "aparato" Revolution.

Muchos no saben, sin embargo, que Revolution se quedó trabado en el 2010. De pronto las extremidades del "aparato" hicieron lo que les dio la gana y dejaron a la gente de cabeza, hasta que pudieron sacarlos de allí algunas horas después. ¡Con el frío que hubo el invierno pasado!

Creo que nunca leen la advertencia escrita en los escalones antes de subir (ver foto). Ni tampoco la advertencia tropical del "aparato" Revolution mayor, el que no funciona hace más de medio siglo.

Yo nunca fui de montarme en norias ni montañas rusas ni brazos rotatorios para perder la cabeza y lanzar gritos de horror, pero por mucho que sean de seguros los "aparatos" actuales, si me preguntan, ni a mata'o me monto en uno de esos, págenme lo que me paguen.

¿Revolution? ¡Pa' su escopeta!
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lunes, 28 de noviembre de 2011

Colchones: pasado, presente y futuro

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"Pasado destruido", La Habana, 2009.

Mis hijos saltando en el colchón de mi cama me recuerdan a Cuba. Con cada salto me vienen a la mente los míos cuando niña pero en el colchón de mis abuelos. Mi hermano y yo nos divertíamos muchísimo; mi abuelo paterno reía de lo lindo y nos regalaba complicidad. Unos pocos segundos bastaban. Más no eran posibles: aparecían los "¡Pero bájense de ahí que van a romper el colchón y después no hay más!".

En efecto, los muelles del colchón se dislocaban y mis abuelos sufrían después las incomodidades. Llegó a deformarse tanto, por el uso y el desuso, que mi hermano y yo le pusimos "el camello", por las jorobas que lucía aún con la sobrecama encima. El camello no era tan joven, llevaba décadas prestando su servicio elemental.

Y colchones no vendían cuando aquello. No los había (le hablo-escribo de los años 70). Para reparar en alguna medida los de la casa, había que esperar a que apareciera el pregonero que, algún que otro domingo en el año, pasaba cantando su oferta de reparador de colchones. "¡Apúrate, sale y dile que espere, apúrate muchacha que se nos va!". No era caro para los precios actuales, pero tampoco abundaba el dinero para pagar tales reparaciones.

Con el tiempo, desaparecieron los pregoneros. Y los buenos colchones, también. Al camello se le terminó su tiempo útil: algo de su guata se usó de relleno en otro colchón, pero más chico y menos duradero. Yo nunca entendí cuando aquello cómo era que mis abuelos aún usaran muebles, objetos y colchones de dos generaciones antes que ellos, y que un colchón "fabricado" en mi generación no durara útil ni una década. ¿Cómo era eso posible, por qué ahora nunca salían "buenos"?

Colchones no son trampolines pero yo casi hubiera podido decir que la calidad de un país se debía medir por la calidad de sus colchones (mi padre dice que la de las cerillas de fósforos). El estado en que se encontraba el camello no daba para mucho más, los pocos saltos míos y de mi hermano quizá le apuraron el fin en una semana, no más. Recuerdo ahora una frase de una entrevista de Antonio Rodiles cuando (no sólo) de colchones en Cuba se trata: "A los cubanos se les ha dado la posibilidad de traficar sus miserias".

La prosperidad llegará a Cuba en algún momento, eso espero. Y no será durante el gobierno que la ha mutilado. Con cada salto de mis hijos, en mi amplio colchón de un IKEA de Berlín, recuerdo el pasado y hallo las respuestas a todas las interrogantes que me hice cuando niña. No sólo cuando niña. Y pienso también en el futuro.


[Sobre la foto que encabeza este post:
Es del Vedado, ahí viví cuando niña. Visité el lugar 30 años después. Desde la acera, ni la humedad ni el churre ni los pedazos caídos me hicieron olvidar mis recuerdos del pasado.]
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domingo, 27 de noviembre de 2011

Sara Martha Fonseca comenta la protesta del 24 de Noviembre de 2011

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Me gustaría imaginarme que hubiera unos 20 más como ella...


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jueves, 24 de noviembre de 2011

"Yo resisto más el hambre que la desinformación"

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¿Recuerdan al estudiante que dejó muy mal parado al Presidente del "Parlamento" (para los que tienen un Parlamento de verdad, éste de Cuba no lo es tal: no parla, sólo acata) cubano?

Poco tiempo después leímos una entrevista pero hoy lo tenemos en directo, a lo cortico, en más de 115 minutos (en dos partes) con Antonio Rodiles, de Estado de SATS. Comentan el incidente de la UCI (Universidad de Ciencias Informáticas, donde estudiaba Eliécer cuando aquello) y su visión actual sobre los problemas que vive nuestro país.

Una frase suelta, que se me ha quedado grabada entre las muchísimas superinteresantes que intercambian ambos, le da título a este post:

"Yo resisto más el hambre que la desinformación."

Y es que no sólo Eliécer piensa así: yo recordé mucho mi post El hambre de espíritu duele mucho más que el hambre de estómago. Somos muchos, principalmente los cubanos nacidos en la isla después de 1959, el año del error, como le llama Gorki Águila, que pensamos como Eliécer.

Eliécer ha abierto los ojos. Me alegro mucho por él.

Recomiendo completos, completicos, ambos videos.

Parte I:


Parte II:

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miércoles, 23 de noviembre de 2011

¡Hay tanto que botar! ¡Hasta Ministros!

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Papelera. La Habana, 2009

A propósito del video del Chupi Chupi y la polémica y debate desatados por estos días, aquí lo gracioso y lo no gracioso del asunto, según mi punto de vista.

Mi esposo lo estaba viendo con los audífonos puestos, al niño le llamó la atención (¿los colores?, ¿las mujeres?, ¿el baile?), se le acercó, no paró hasta que su padre le puso los audífonos a él, y oyó y vio hasta el final lo que quedaba de la canción. Yo estaba a unos tres metros, sentada en el sofá.

Entonces se levantó de la silla de la computadora, se nos paró delante, separó un pie de otro a la distancia de los hombros, flexionó un poco las rodillas, subió los brazos, y se puso a bailar-cantar-reírse repitiendo, una y otra vez, "na-ma na-ma zuqui, na-ma na-ma zuqui, na-ma na-ma zuqui". Tiene 4 años.

Nosotros, a reirnos de lo lindo. Y el niño, divertidísimo. Bilingüe pasivo que es, no me cabe duda alguna de que no entendió ni jota de la letra que oyó (ni yo gran parte cuando la oí antes de escribir estas líneas). Lo que me dijo fue: "¡Mama, schöne Mujer!". Ya sé lo que le llamó la atención...

Y al poco rato, "na-ma na-ma zuqui, na-ma na-ma zuqui, na-ma na-ma zuqui". Y cuando comíamos, "na-ma na-ma zuqui, na-ma na-ma zuqui, na-ma na-ma zuqui". Uffff, como en la radio cuando la cogen con alguna canción...

Hasta ahí lo gracioso. Por suerte, en el país que vivo puedo escoger qué música oir o no y, la vulgar, ni siendo bailable, me llama la atención.

Lo que no me parece para nada gracioso es la reacción de los "críticos puritanos" (?) y politiqueros, empezando por el Ministro de Cultura, Abel Prieto. No entiendo cómo le puede haber dado picazón la letra, o el baile, o los gestos, o las alusiones subliminales a simbologías foráneas o sexuales, sin haberse inmutado siquiera ante las órdenes directas, fomento descarado, total apoyo, violencia extrema, bestialidad y desvergüenza absolutas, por parte de la Seguridad del Estado y de quienes lo dirigen a él, cuando turbas paramilitares usan a menores de edad para acosar y reprimir a disidentes, sin importar sexo ni edad ni raza de las víctimas, ni consecuencias fatales.

En buen cubano: ¿será cara de guante? Que alguien me explique, por favor...

Ah, y para colmos, en el Granma que "La vulgaridad NUNCA ha sido la esencia de la música cubana y los ejemplos sobran". Por segunda vez: ¿pero será cara de guante? La oración debieron escribirla así:

"La vulgaridad SIEMPRE ha estado presente en la música cubana. Y los ejemplos sobran."

Si de botar se trata, yo empiezo por botar al Granma y a quienes escriben tales mentiras. Y sigo con el ministro de cultura y su ministerio, tentáculo oficial para controlar y censurar "la cultura" y a quienes a través de ella se expresan. Hacen más daño al ser humano que la letra del Chupi Chupi.
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martes, 22 de noviembre de 2011

Laura Pollán dejó una luz encendida

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...que no se apagará!

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lunes, 21 de noviembre de 2011

Lo que "extrañé" en la noche electoral española

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"Ión en la Avenida del Puerto", La Habana, julio 2009.

Anoche me vine a acostar como a la una de la madrugada, leyendo, oyendo y viendo en vivo los resultados de las elecciones en España, los comentarios de especialistas, las opiniones de los periodistas de los diarios más significativos en la península, Europa y el mundo.

El Partido Popular ganó con una abrumadora ventaja. El hundimiento y caída estrepitosa del Partido Socialista, en el poder, no se perdía ningún titular. El voto para el cambio, necesario, no dejaba duda alguna de que la mayoría del pueblo español, más de un 60% del electorado, castigaba al PSOE por su mala gestión y le daba un voto de confianza a otros partidos políticos, beneficiado inalcanzablemente el PP.

Me llamaron especial atención las declaraciones de las figuras máximas de cada Partido. En todos, y lo digo con conocimiento de causa después de seguir durante 4 horas los acontecimientos y conteos, faltó "algo".

En todos sentí la ausencia de "lo mismo". Incluso en los que alcanzaron un solo escaño en el Parlamento y/o gobiernos locales. Incluso en los que no alcanzaron escaño alguno. Incluso en el PSOE, el gran perdedor de la noche. Incluso en los partidos de extrema izquierda, esos que juegan con los Castros su jueguito, pero a distancia.

En ninguno, fíjense bien, en ninguno, estuvo presente la repulsiva arrogancia con que el desgobierno cubano acostumbra a criticar, atacar y "valorar" a los demás cuando no comparten su opinión.

Acostumbrada a lo contrario, lo extrañé, para qué les voy a escribir otra cosa, y aunque llevo más de una década fuera de mi país, siempre me asombra con qué intención y descaro la dictadura nos manejó y nos pretende seguir manejando a los cubanos a su antojo.

Yo abrí los ojos hace rato. Todavía hay muchos con ellos tapados, incluso a sabiendas.
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domingo, 20 de noviembre de 2011

Los que residen en el extranjero también son importantes

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Hace unas semanas, cuando visitábamos a unos amigos (él, alemán; ella, española) y salió a debate el tema de las elecciones, ella nos enseñó las boletas que había recibido por correos. Enseguida le pedí que por favor me dejara hacer una copia de la carta que, también, había recibido.

Yo le pedía, más de una vez, que me contara bien cómo era eso de que, viviendo fuera de España, pudiera votar en las elecciones de su país el 20 de noviembre. No porque no lo supiera, pues ya conocía que era así, sino para oir sus comentarios al respecto y compararlos, letra por letra, con las condiciones que nos impone la dictadura a los cubanos.

A los cubanos que residimos en el extranjero se nos prohibe votar en elecciones de la isla. A mis compatriotas acabaditos de naturalizarse españoles y que viven allá, sin embargo, les llegaron las boletas desde el otro lado del Atlántico, los que las pidieron.

El dorso de dicha carta, la que recibió mi amiga, es el que les muestro a continuación:

Dar click para ampliar la imagen...

Explícitamente hace referencia más que directa a la posición del Partido Popular (o a las promesas, o como quieran llamarle) con respecto a los españoles que viven fuera de España. Son temas cruciales para los que viven fuera. Serán por ahora "promesas", pero son planes futuros, son programas políticos que cuentan con ellos, que los incluyen, que no los obvian: mejorar burocracia en el exterior, facilitar votaciones en Consulados y Embajadas, agilizar trámites y condiciones para quienes decidan regresar al país, facilitar su reintegración al mismo, respetar y velar por sus derechos en el exterior, facilitar homologacion de títulos, internacionalizar empresas y reestructurar todo el mecanismo relacionado.

La crisis, la deuda externa, el desempleo son temas más que importantes, pero estos otros lo son también, en mayor grado para quienes viven fuera, en menor grado para quienes viven dentro. Si después el Partido Popular irrespeta lo prometido (ha ganado con mayoría absoluta las elecciones), ya tendrá respuesta, también directa, de todos esos que se vieron burlados: en las próximas elecciones no votarán por ellos.

Los españoles, y no sólo ellos, por cierto, sino la inmensa mayoría de los ciudadanos de este planeta, nos llevan a los cubanos al menos 1492 años de ventaja, que ha incrementado, descaradamente, la dictadura que gobierna Cuba.

Los que residen en el extranjero también son importantes para cualquier país. A los Castro sólo les importan las remesas que mandamos; para más nada que se relacione con el presente o futuro del país nos quieren tener en cuenta. Conocen muy bien cuáles serían los resultados de unas elecciones cubanas donde pudiéramos votar los más de dos millones que vivimos en el exilio...

Mis amigos sólo arqueaban las cejas y me deseaban otro futuro para Cuba. Yo les deseo a ellos también lo mejor.
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sábado, 19 de noviembre de 2011

¡Huele a Cuba!

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Hay olores que no se "desarraigan" por mucho que una insista. Así como tampoco deseos de escribir en mi blog, por mucho que el exceso de trabajo conspire en su contra. Es lo que no entienden los infelices que caen por aquí a cada rato, vomitando comentarios con los que creen van a quitarme las ganas de escribir, "intimidándome" a su estilo y costumbre. No acaban de entender que esos comentarios van de fly para la carpeta de Spam y que logran todo lo contrario, además de que me hacen reir a carcajadas: hace rato soy inmune a ellos...

Pero retornando al tema de los olores, resulta que a miles de kilómetros de la isla y por más de una década adaptando mis sensores olfativos a los olores teutones, el tema Cuba no escapa por completo ni en ese aspecto. Ayer mismo, cuando mi hija entró a la casa, lo primero que hizo fue gritar: ¡Huele a Cuba!

Dime tú, ¡que huele a Cuba! Aspiré por la nariz tratando de concentrarme. Olía a cloro. Es de un spray que tenemos para echar debajo de los marcos de las ventana del cuarto más al este. Con eso contrarrestamos la humedad que se concentra allí, más en estos días fríos donde no abrimos con frecuencia esa ventana.

Que olía a Cuba...

- ¿Cómo es eso que "huele" a Cuba? -le pregunté a mi hija.

- Sí, mami, así olía cuando nos bañamos en aquello grande donde yo me metí debajo del agua -me respondió.

- ¡Ah, ya entiendo! Tienes razón, mi niña -asentí.

La última vez que fui a Cuba, en el 99 2009 (la dictadura ya no me deja entrar, viola descaradamente mis derechos), la niña tenía cuatro años. Un día fuimos un rato a una piscina, donde trabajaba un amigo.

Las piscinas claro que huelen a cloro.

La niña "olía Cuba" más de dos años y medio después, en mi misma casa...

Intenté recordar cuándo fue la última vez que yo "olí Cuba" aquí en Alemania. Enseguida lo recordé: hace una semana atrás, cuando íbamos en el carro, a paso de jicotea producto de un tranque y detrás de una furgoneta que promovía consoladores y otros juguetes sexuales, olía a Cuba dentro del carro: el petróleo quemado se nos metía por las hendijas de la calefacción y yo recordé las calles de la Habana, enseguida.

- ¡Huele a Cuba! -fue lo que le comenté a mi esposo ese día.


[Nota unas horas después...
La última vez que visité la isla fue en el 2009 y no en el 99, como escribí sin darme cuenta. Fue en el 99 que "salí" de Cuba.]

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