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La primera vez que fui a un lago en Alemania fue en el 97. El departamento completo se reunió en la casa de una colega, en el bosque, en Brandeburgo. Yo no tenía trusa y la anfitriona me prestó una. Me dijo: "no importa, allá te la pones". Las mujeres se quedaron en la casa pero insistieron en que yo fuera para que conociera un poco la naturaleza alemana. Yo suponía que había taquillas, baños o algo parecido. Y nooooooo, nada de cabinas o construcción alguna, el cambio de ropa debía ser en un carro de los que iba en la comitiva. Pero bueno, eso no era grave.
Todo empezó cuando la gente se bajó de los carros y se dirigió al agua. Yo pensé que para tocarla con los pies, como uno hace a veces en la playa, sin querer decir eso que uno quiera meterse ya rápido. Y es que, al menos para mí, no había nada de calor, todo lo contrario. Pero no, ahí mismo en la orilla todos empezaron a quitarse las ropas, y más ropas, y más ropas... y se quedó todo el mundo en cueros!!!!!!!! ¿Y para dónde podía mirar yo si estaba rodeada de diecipico hombres, yo la única mujer? Me debo haber puesto de veinte colores...
Fui hasta la orilla dándoles la espalda. Comprobado: el agua estaba más fría que la del refrigerador. Todos se fueron metiendo en ella. Hasta ver los más de quince pares de nalgas blancas me dio pena. Me senté en la orilla, en la hierba.
Cuando salieron, obviamente venían ¡¡¡de frente!!! Y yo sin tener para dónde mirar, porque nada de recato alguno sino que venían para donde yo estaba para comentar lo rica que estaba el agua y preguntarme que por qué yo no me metía. Y "aquellas cosas" a la altura de mis ojos, porque yo seguía sentada... Terminé con un dolor de cuello tremendo al tratar de inclinar la cabeza más de lo necesario para poder mirarles a las caras a todos, que estaban secándose de pie al lado mío.
Esa no fue la última vez. La próxima estaba mi esposo también, pues una muchacha del trabajo quiso celebrar su cumpleaños a la orilla de un lago. Y pasó lo mismo. Yo le dije a mi esposo "¡Aprovecha y mira ahora lo que quieras, porque nada de que vas a venir tú solo a un lago de estos alguna vez!". En esa oportunidad hasta se jugó Voleibol, tenis, y no sé qué más en la orilla, sin ropas los demás, como si nada todos. Y nosotros los dos cubanos en una esquina sin poder sacarles conversación, porque con la misma venían para donde estábamos, ellos con un "calor tremendo" y nosotros vestidos todo el tiempo...
Los lagos alemanes... Eso sí, muy lindo todo... los lagos, digo, y el paisaje... ¡¡que no se diga!!