Mostrando entradas con la etiqueta cocina. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cocina. Mostrar todas las entradas

viernes, 2 de diciembre de 2011

La despersonalización del que disiente

votar
Dar click para ampliar la foto de mi comidita cubana...

En mi perfil de Facebook he publicado a lo largo de más de tres años, muchísimas fotos que he hecho personalmente. De Cuba, de Alemania, de otros países que he visitado... Las más comentadas son, sin embargo, las fotos del álbum "Comida cubana en Berlín". Oye, cada vez que subo alguna, le abro el apetito a Facebook entero si pasara por allí...

A veces lo pienso dos veces antes de subir fotos tan apetecibles y seductoras, sobre todo en los días en que noticias de corte muy diferente copan las redes sociales, en especial las relacionadas con Cuba. Y es que, entre una protesta en el Parque de la Fraternidad, las denuncias de y el acoso policial a disidentes, la madre de Alan Gross pidiendo la liberación de éste (que ha perdido 45,4 Kilogramos desde que está en la cárcel castrista) y un plato de comida cubana, pues no quedan muchas opciones para priorizar adecuadamente qué publicar y qué, mejor, no.

No obstante publico las fotos de mi comidita cubana de cuando en vez y constato cómo la gente, también, tiene interés en tales "noticias". Porque en realidad, y sobre todo enfáticamente por parte de la dictadura de los Castro, al que disiente se le despersonaliza, se le tacha de autómata y se le confina al saco de lo antisensorial, lo insensible, lo cruel, lo inexpresivo, lo visceral, lo frío, objeto.

Qué saben ellos, ni les interesa siquiera, si una instruye a personas con más nivel cultural y profesional que el que ellos mismos ni imaginan, lee libros cuando otros duermen, ríe de felicidad por las ocurrencias de sus hijos o atiende una familia, una casa, una profesión y una vida, tan intensas, multifacéticas, llenas y ricas como envidiaran ellos a escondidas.

Los gusanos, contrarrevolucionarios, mercenarios, pagados por el Imperio, agentes de la CIA, como acostumbran a vomitar a toda voz contra quienes se les oponen, no respiran, no se inmutan, no tienen vida privada, no sufren, no extrañan, no lloran, no tienen sentimientos, no son personas. "Ellos" sí, sin embargo.

Y no sólo ellos, por cierto, pues hasta los metidos en el mismo saco maléfico que no merecen, esperan de una que una solamente publique lo disidente, lo top news, lo impersonal. ¡Y lo bravos que se ponen cuando se cambia el tema a uno absolutamente terrenal!

Por eso me encanta leer los comentarios a las fotos de mi comidita cubana (que no cocino yo sola, aclaro) y comprobar con qué desenfado y familiaridad se desencadena el intercambio posterior. La gente tira un cable a tierra, y yo. Constata que, del lado de acá, hay una persona tan "persona" como cualquier otra. Se acerca más al asunto de que, quien llama gusano a otro, por ejemplo, no tiene más que podredumbre en su cabeza, por tanto gusanos que le corroen el cerebro, el alma. No sé a otros, pero escribiéndome la palabra gusana en el idioma que les dé la gana o vociferándola con el tono de voz que más sarna les dé, no hacen sino echarme a reir. El sayo no me sirve, no me inmuto, no me afecta en lo más mínimo, no me siento como tal, estoy vacunada contra tanta rabia y resentimiento.

A ellos, indiferencia y platos deliciosos que componen los menúes que como a diario. Cubanos, cubanísimos ¡y tan lejos de Cuba! Exquisitos como anhelaran tener en la mesa de su casa. Pero son tozudos... no crean: sólo repiten. Se dejan despojar de lo humano para defender lo inmaterial, lo abstracto, lo ficticio, lo que ha demostrado que no tiene futuro.

¿A quiénes se despersonaliza entonces? O, mejor dicho-escrito, ¿quiénes se dejan despersonalizar?


[En el menú de la foto:
Albóndigas de carne (¡de carne de verdad!), calabaza con mojo, arroz blanco, plátano fruta y ensalada de pepino y tomates. Para acompañar, aunque no parte de la foto, jugo de guayabas.]

.
Share |

martes, 19 de enero de 2010

Comida cubana ¿te gusta?

votar
En Facebook hemos armado una comelata tremenda algunos amigos virtuales y yo, a la que quiero invitarlos a ustedes también.

Les pongo aquí en blog las fotos de los menúes de los que pueden degustar, si lo desean. Son ejemplos de lo que comemos en casa "a lo cubano". A la comida alemana no nos acostumbramos, ni aún después de más de 10 años viviendo en este país.

En este caso debo reconocer que nada de dasarraigos, qué va. Al contrario: los gustos y sabores criollos están tan arraigados, que ni aunque lo intenten se me escapan así como así...

Cada cual tiene sus gustos y caprichos. Yo, por ejemplo, como siempre con plátano de fruta. Y si son de los maduros fritos (los de vianda, "tajadas" en otros países latinos), soy capaz de comerme una fuente.

Los españoles me vuelven loca. Y si son los italianos... ni se diga (los menúes, ¡eh!). Pero como la comida cubana, ninguna.

¿Cuál te gustan más a tí?

Menú 1: Atún, potaje de frijoles negros, arroz blanco, ensalada de aguacates-lechuga-tomates con queso de cabras y aceitunas, y plátano fruta.



Menú 2: Carne con papas, arroz blanco, ensalada de tomates y plátano fruta.



Menú 3: Judías fritas, arroz blanco, ensalada de lechuga-tomates con queso de cabra y aceitunas, y plátano fruta.



¡Buen provecho!
Share |

jueves, 28 de mayo de 2009

Desarraigos alimenticios

votar
Imagen tomada de freestockphotography.

Cuando llegué a este país compraba desaforadamente cuanta carne, chocolates y "chucherías" descubría en los mercados, probaba toda fruta nueva que me cayera en las manos, le echaba hasta seis cuadritos de azúcar a un vaso de jugo, me daba gusto saboreando quesos, embutidos, yogurts, comidas en general, hasta que no me cabía un grano más de arroz en el estómago.

Pero poco a poco, con el paso del tiempo, se fueron aplacando esas ansias de comer todo lo que no comí en los 30 años que viví en Cuba (la sazón alemana ayudó: todavía hoy no me acaba de convencer). Lo cierto es que empecé a añorar un buen día a aquellas comidas que intenté desarraigar a la fuerza una vez puse un pie en Alemania. Quise comer nuevamente huevos y revoltillo. Me sorprendí comiendo harina de maíz y suspirando por el boniato hervido. Y ahora, ahora mismo me comería una ensalada fría como las que se hacían en los cumpleaños y fiestas cuando yo era niña, con coditos como los de la imagen arriba.

En el trabajo casi siempre pido el plato que no tenga carne. No soy vegetariana pero eso de que se me haga la boca aguas cuando hay puré de papas con dos huevos duros, y le pase por al lado a un bistec de puerco empanizado con papas fritas y ensalada no debe ser normal... ¿no creen?
Share |