domingo, 20 de marzo de 2011

Diálogo polaco-cubano

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Hace unos días coincidí, en el almuerzo, con un colega polaco que ya conocía de un curso de superación. Durante los dos días que duró el curso, a finales del 2010, intercambiamos él y yo algunas palabras como parte de los ejercicios que nos puso el profesor. Por la ronda de presentación al comienzo del mismo supe que era polaco, residente en Alemania. Supongo dedujo algo similar cuando me tocó presentarme a mí: de origen cubano, residente en Alemania.

Pues por donde iba... en el almuerzo de los otros días, nos saludamos afectuosamente y las primeras preguntas, la primera suya y la primera mía (en Alemán no puramente teutónico) fueron:

- ¿Qué tal, cómo le va, todo bien? -empezó él.

- Muy bien, gracias, ¿cómo le va a Ud.? -respondí y pregunté yo.

Fue él quien hizo la primera segunda pregunta:

- ¿Y Castro, aún vivo?

Mi respuesta: una mueca.

Su tercera pregunta:

- ¿Y su hermano? No quiere soltar cordel, ¿eh?

Mi respuesta: otra mueca y una sonrisa.

- Es una pena... -siguió-. Una pena que el país no acabe de levantar y que siga padeciendo la dictadura que padece.

- Si alguien nos entiende muy bien, son ustedes los polacos...

Mi colega asintió.

- Sí, nos costó, pero lo logramos. Depende mucho del miedo que tenga la gente y cuándo decida que ese miedo es peor que no hacer nada.

Otra mueca mía, asintiendo a la vez...

- ¿Cómo les va ahora, qué tal el país pasado todo este tiempo? -pregunté yo después de tragar.

- Una gran parte de la población, sobre todo joven, emigró. Como yo -me dijo-. Vine para Alemania, tengo aquí mi negocio y allá tengo también una oficina que dirijo desde aquí. Me va muy bien.

- ¿Y puede volver sin problemas y tener negocios allá aunque viva aquí? -yo sabía la respuesta, pero aún así le pregunté.

- ¡Claro! Liberar la economía fue lo primero. Y dejar que la gente decidiera su futuro, donde le pareciera y como le pareciera, fue lo segundo. Hay muchos polacos que viven en Inglaterra, por ejemplo. Casi todo el que ha emigrado ha prosperado y muchos han regresado a Polonia a invertir. Y han tenido éxito. Eso lo necesitaba el país. Los polacos son los que mejor conocen Polonia, ¿no es así?

Yo masticaba mientras le daba la razón con la cabeza.

Él terminó de almorzar antes que yo y debía irse a cuidar un examen que comenzaba en cinco minutos. Ya de pie, me dijo:

- Los Castro no se dan cuenta de que ya están viejos y de que el mundo camina mientras ellos siguen para atrás. Le deseo suerte. A ellos no les queda mucho tiempo de vida...

Otra mueca mía antes de despedirnos finalmente.

Me quedé rebobinando este diálogo polaco-cubano hasta hoy, para que no se me olvidara contarlo aquí en mi blog...
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