Usualmente allí se estacionan las bicicleticas y las carriolas. En invierno fíjense cuáles son los sustitutos. Hay que ver lo que se divierten los chiquillos montados encima, arrastrados por sus padres o loma abajo (lomita, déjenme aclarar) deslizándose en la nieve. Ya no hay tanta: se ha derretido casi toda de un día para otro.
A mí me recuerdan los trineos a la escalera de la entrada principal de mi escuela primaria. Glazam también estudió allí a finales de los años 40 y escribió tres lindos posts sobre la escuela. En mi tiempo, unos treinta años después, los muchachos de la cuadra íbamos hasta allí, nos montábamos en unas cajas de cartón abiertas y nos lanzábamos hasta llegar a la acera. ¡Qué impulso cogían nuestros famosos trineos! Ajjjj, quién fuera niña otra vez...


