domingo, 28 de junio de 2009

Rosado, ¿y qué?

votar

Sí, la que ven en la foto es una Barbie de mi hija. Le gusta mucho esa muñeca estilizada de cabello largo y vestido de princesa que, increíblemente, acaba de cumplir 50 años el pasado 9 de marzo. La niña adora a Barbie. Quiere ver siempre sus películas (las 3 que tiene en casa y las que anuncian por la TV) y casi se sabe de memoria los diálogos. Hasta las melodías y algunas letras de las canciones que canta Barbie se sabe también. Y su color preferido es el rosado. No sólo lo dice sino que es consecuente: prefiere vestirse de rosado. ¿Debo preocuparme por ello?

He escuchado y leído que hay padres que evitan que sus hijas vean películas de Barbie, esas de "finales felices" y temas "alejados" de la realidad. Es más, conozco a algunos. También hay otros que no quieren que sus hijas se vistan de rosado y hasta emiten opiniones desfavorables, delante de las niñas, para quitarles de la cabeza la "fatal" idea. Como los padres son los que compran en las tiendas, pues la tarea de no comprar Barbies, películas "rosa" o ropa rosada es bastante fácil de llevar a cabo. Y las niñas pueden escribir en una larga lista sus deseos de regalos para el cumpleaños o para Navidad que, al final del cuento, son los padres los que deciden qué comprar de allí o no. ¿Son los modelos que debo seguir?

Pues absolutamente: no. Si a mi hija le gusta la muñeca de cara preciosa ¿por qué yo debo cortarle esos sentimientos? No cuestan tres centavos, ¡eh!, pero ¿por qué no complacerla al menos una vez comprándole el juguete que tanto le gusta? No todos pueden pagar su precio, lo sé, pero ¿va a ser más feliz mi hija o estar mejor preparada para la vida si acompaño mi negativa de algún comentario fatalista o explicación que ni ella misma con 4 años va a entender? Y sobre el color rosado, tendrían que verle la cara que pone y la alegría con que escoge ella misma su ropa rosada, o sus adornos para el pelo... A mí no me gusta el color pero ¿no sería mejor que aprendiera a respetar desde ahora sus gustos propios y no a imponerle los míos?

Además, las películas de Barbie, así como otras para niños que también ve, enriquecen muchísimo su dominio del idioma Alemán y le proporcionan lo que los padres no podemos: un Alemán impecable, amplísimo en expresiones infantiles, acompañados de canciones también en ese idioma, que es el que rige su vida fuera de las paredes de la casa. No sólo eso, los buenos sentimientos, la cadencia al hablar, el amor hacia otros, así como lindísimas enseñanzas que saca ella misma de lo que ve, no son más que experiencias positivas para las que yo le doy completa libertad.

Creo que de esa manera respeto mejor su individualidad y sus gustos. Para nada significa que su fuerte y seguro carácter vaya a ser ficticio o superficial en un futuro. "¡Mami, no, yo quiero ver a Barbie, no me pongas otra cosa!", ya me dice... "Sí, ropa color rosado, ¿y qué?", ya dirá...
Share |