La caricatura la descubrí el año pasado y me dejó pensando. Hoy la encontré nuevamente y se las dejo aquí, junto con otras preguntas: ¿Somos lo que escribimos en nuestros blogs? ¿Escribimos lo que somos?
Pienso que los blogs personales, como éste mío de Desarraigos, son mucho más íntimos que otros pero que aún los otros, según la forma en que escribamos, dejan siempre una ventana abierta por donde el lector se nos cuela y nos adivina muchos rasgos que ni nosotros mismos vemos delante de un espejo.
Así y todo, por mucho que nos esmeremos en escribir de cierta forma sobre ciertos temas, a veces la premura o la realidad misma nos dejan al descubierto y revelamos hasta con detalles quiénes somos y cómo somos. Sobre todo el cómo. No hay que temerle a eso, claro que no, pero muchas veces me he cuestionado: ¡así es como soy!, ¿pero lo entenderán de esa manera?
En fin, divagaciones filosóficas a las que nos lleva esta tecnología donde cada cual tiene la palabra... y lo que dice con ella. En particular no me arrepiento de nada de lo que he escrito en este espacio y me alegro muchísimo cuando conozco a alguien personalmente después de habernos conocido por esta vía, pues ya me conocen un poquito más (¡como si fuera de toda la vida!).
Eso sí, ojo con los posts, porque puede pasarnos como a Wirrkopf (el nombre del personaje en la caricatura) que ahora está preocupado y parece que se arrepiente...
