jueves, 24 de diciembre de 2009

3D: el desafío que necesitaba el cine

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Antes era cuestión de años ver una misma película dos veces en el cine. Ahora no llegó ni a 24 horas. Les hablo/escribo de Avatar. Ayer la vi en 2D y hoy aproveché la ocasión y la vi en 3D. ¡Espectacular! Los efectos especiales en 3D, ¡especialísimos! Los vi con estas gafas, también especiales:


Nada de dolor de cabeza ni de deformación de la imagen si se ladea la misma. La tecnología ha avanzado y la proyección espacial ya es pan comido en los cines. No sólo se ha abaratado muchísimo el tratamiento digital de las tomas tradicionales sino que la industria del cine por fin encontró una manera de atraer a los espectadores y sentarlos en las butacas.

"El futuro del cine", adelantan algunos. Y ha sido Avatar quien ha iniciado ese salto tan necesario y esperado, después de décadas saturadas de confort doméstico, huida de clientes y piratería inescrupulosa. Por ejemplo, me entero por Stern.de que el 90% de las copias piratas se hacen en el cine con minicámaras escondidas. Con 3D ya no es posible.

Del film de James Cameron les conté mis primeras impresiones ayer. En la versión en 3D le presté más atención a los detalles, a los diálogos, a los colores y a las formas. Gelungen, dirían los alemanes. Los 5 sentidos se alborotan de 2D a 3D. Lo acabo de comprobar.

Foto de Stern.de

A principios de junio de 2009 sumaban unas 50 las salas de cine en Alemania equipadas con la tecnología tridimensional. Los costos: entre 60 mil y 80 mil Euros por sala, repartidos entre un singular proyector, una pantalla recubierta de plata y unas gafas que distan mucho de parecerse a los trozos de carton que nunca se ajustaron a las caras humanas. A finales de año la cifra ha crecido exponencialmente y ya son más de 300 las salas donde se puede disfrutar de películas en 3D. Wow... y frenos a la tendencia, ni por asomo.

No sé ustedes pero yo prefiero ir al cine que ver un buen film en casa. La proyección gigante, el audio incomparable y hasta las exclamaciones y sobresaltos del público son una energía que fluye diferente a como circula en la sala de mi hogar. Prefiero el cine, desde siempre. Por cierto, en Avatar hay una escena donde sale disparado un cartucho de gas lacrimógeno con el que, con las gafas de 3D puestas, mi reacción no se hizo esperar: ¡me venía pa'rriba y tuve que esquivarlo rápido! ¡Alaba'o, yo estaba en esa selva y por poco me da en la cara!


[Nota al margen: Les deseo a todos los lectores y visitantes ocasionales del blog, una feliz Navidad y un próspero y saludable 2010. A las familias cubanas que están separadas en fechas tan significativas, mis mejores deseos.]
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