
La Pop-Diva vino a Berlín la semana pasada y ofreció un concierto en el Estadio Olímpico de Berlín, el primero de su gira mundial Sticky and Sweet. ¿Qué me dicen de la foto? Parece una quinceañera... Unas 50 mil personas asistieron al concierto y hasta la vieron y oyeron tocar la guitarra. La acompañaron 16 bailarines y 12 músicos. Todos juntos, incluyendo a Madonna, usaron 3500 piezas de vestir que diseñaron 36 estilistas y modistos a propósito de la gira. Oyeeee, apretó la Pop-Queen...
Pero tengo más chismes: en el hotel en el que se alojó, The Regent, en el Gendarmenmarkt, alquiló el octavo piso completo para toda su tropa de 250 personas, a la vez que un salón de conferencias fue convertido en un lujoso salón de fitness para que la Diva se mantuviera en forma. Ella hizo sus ejercicios acostumbrados con música a todo meter de la que no se quejaron los empleados del hotel.
Sin embargo, la cantante de pop más famosa de la historia vino a ahorrar en su viaje a Niza. Montó a todo su equipo de bailarines, músicos y ayudantes en aviones de compañías baratas y los alojó en hoteles de medio palo también, cosa que molestó bastante a algunos del grupo, sobre todo al sentirse relegados a una segunda clase. Pero qué segunda clase, digo yo...