Escuelas Municipales de La Habana antes de 1959. Primera Parte
Por: Glazam, columnista invitada
Por: Glazam, columnista invitada
Antes de 1959 el Municipio de La Habana subvencionaba tres escuelas de enseñanza elemental:
* Escuela Municipal Alfredo M. Aguayo, Santos Suárez
* Escuela Municipal José M. Valdés Rodríguez, Vedado
* Escuela Municipal Romualdo de la Cuesta, Habana
Aguayo y Valdés Rodríguez ofrecían internado (de lunes a viernes), así como las clases externas (de 8:00 am a 5:00 pm). Aguayo era solo para hembras y Valdés Rodríguez, solo para varones. La tercera escuela, Romualdo de la Cuesta, impartía las clases para ambos sexos pero solo para alumnos externos.
En la segunda mitad de los años 50, el Municipio creó la Escuela Secundaria Básica José Miguel Gómez (en el cruce de las calles Avenida de Acosta y Porvenir) para así dar oportunidad a los egresados de 6to grado de las tres escuelas a que pudieran continuar sus estudios de forma gratuita. La entrada a estas escuelas era a través de becas otorgadas por el Municipio de la Habana y en la mayoría de los casos eran los Concejales quienes distribuían las mismas.
Trataré de poner en orden mis recuerdos de Aguayo, escuela a la que asistí de 3ro a 6to grados.
Escuela Municipal Alfredo M. Aguayo
Situada en la calle Estrada Palma entre Cortina y Figueroa, Santos Suárez, La Habana, ofrecía la enseñanza primaria desde 1ro a 6to grados para hembras y con un régimen de Internado de lunes a viernes. También había alumnas externas.
Durante mucho tiempo, y específicamente mientras estuve en la escuela, su Directora fue la Dra. Ruth Robes Masses. La Dra. Robes Masses y mi mamá se conocían ya que habían estudiado juntas en la Escuela Normal para Maestros y eso significaba que todo lo incorrecto que yo hacía en la escuela (que era bastante), se lo informara a mi mamá.
El claustro de profesores era todo femenino con la sola excepción del Profesor de Educación Física, un señor mayor, gordo, cuyo nombre no logro recordar. Entre las Profesoras sí recuerdo a la Dra. Concepción Piñera, ya mayor y muy recta, a la Dra. Raquel Urquiza, y a la Profesora de Inglés, de apellido Anglada. La enseñanza era de gran calidad, tan así que en muchísimos casos al terminar el 6to grado, asistiendo a un curso durante el verano, se hacía el examen de ingreso al Instituto (Pre-Universitario). Se salía de la escuela con conocimientos sólidos.
La vida en la escuela, tanto dentro de las aulas como fuera de ellas, era bien estricta. La disciplina fuera de las aulas era controlada por un cuerpo de Instructoras cuya Jefa, por muchos años, fue Gladys Machado (vivía en Lacret y Juan Bruno Zayas, si mal no recuerdo). Gladys tenía un carácter bien fuerte, bastante déspota y poco femenino. De las Instructoras solo recuerdo a Raquel González porque era la mamá de una de las alumnas de mi grado: Eva Pestana. Este grupo usaba un uniforme blanco, camiseta o blusa con saya o pantalón y zapatos blancos.

Para el diario teníamos un uniforme azul oscuro, de mangas cortas con un doble cuello (debajo blanco y encima azul), las mangas tenían un borde blanco también. La blusa tenía botones grandes y blancos. La parte izquierda de la blusa tenía un monograma bordado en blanco con las siglas EMA (Escuela Municipal Aguayo), en la parte derecha de la blusa había un pequeño bolsillo. La saya tenía pliegues anchos y un cinturón. Los zapatos eran los llamados "colegiales", negros, de corte bajo y cordones. Durante el invierno usábamos un jacket de un azul más oscuro, también con el monograma de la escuela.
El uniforme de Educación Física era una blusa blanca, short y saya acampanada abotonada al frente, del mismo azul del uniforme de diario, y tenis altos (como se usaban en aquella época).

Cuando nos preguntaban fuera de la escuela el significado de las siglas EMA, algunas de nosotras, yo entre ellas, decíamos que querían decir: "estamos muy ambrientas". Eso lógicamente hacía que nos dijeran que hambrientas se escribía con h y ahí era cuando decíamos "sí, pero es que estamos tan hambrientas que nos comimos la h". La comida no era la mejor, ni las cantidades las que hubiéramos querido.
[Continuará...]