
No me lo creo... ya estoy aquí, soy turista. ¡Qué maravilla ser turista! Y sin embargo mi viejo me envía por email, después de sortear varios obstáculos propios de los vericuetos insulares (trabajo que se pasa en julio y agosto cuando la gente está de vacaciones), el post La jaula en que vivimos para que lo publique en el blog que nunca ha visto, su blog que edito para él. Soberano contraste.
Hoy visité a una amiga que estudió desde 7mo hasta 12mo grado conmigo y que hacía más de 21 años que no veía. Y la visité en su casa, sin rejas de jaulas, y hablamos de todo, sin rejas de temas, mientras mi niña veía una playa por primera vez y el niño comía arena del Mediterráneo...

¿Por qué será tan difícil para algunos poder imaginar que el cubano normal pueda viajar a donde le dé la gana, siempre que pueda? Hay puertas de jaulas con bisagras oxidadas que ya deberían empezar a abrirse... o a romperse...