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Recordé hace unos días cuando comenzó la fiebre del Campismo Popular y los mercaditos. No solamente fui con mi familia varias veces a campismos sino que con los amigos de Secundaria y Pre y con los de la carrera en la Universidad también fui.
Comprar en los mercaditos, ya fuera en los del propio campismo o en los de por la casa, era todo un ritual y nos divertía mucho. Los lateríos eran muy codiciados. Había unas latas de carne prensada con las que podía cocinarse una de las más sabrosas "carne con papas". Pero había otras que perdían las etiquetas y no se adivinaba su contenido ni en el programa televisivo Escriba y Lea.
Con el Período Especial fueron desapareciendo poco a poco los lateríos, los mercaditos y hasta los mismísimos campismos. Aquí en Alemania los estantes llenos de las más diversas latas no alcanzan a la vista. Yo las que más compro son las de la leche condensada. Recuerdo con agrado cuando, de niña, abría el refrigerador y me empinaba la lata chupando por el huequito, a escondidas...
