Han pasado 14 años y me parece que fue ayer que nos preguntábamos unos a otros qué pasaba en la Habana, qué pasaba en el Malecón. Muchos han hablado y escrito sobre el tema. Yo no estuve allí, a mí me contaron; me siguen contando. Se respiraba nerviosismo, se respiraba revuelta, se respiraba inseguridad ante el futuro de mi país.
Lo que más me marcó de esos días fueron los que sucedieron al 5 de Agosto. Coincidió con una casa en la playa a la que fui, en Guanabo. Nunca olvidaré la costa llena de gente; nunca olvidaré a las familias y amigos despidiendo a sus hijos y hermanos; nunca olvidaré los gritos, llantos, atmósfera pesada, cargada de incertidumbre; nunca olvidaré lo linda que lucía la playa al caer la tarde, el agua del mar relativamente tranquila, las balsas, botes, lanchitas caseras dejando atrás la orilla para adentrarse en la noche, en el mar oscuro; nunca olvidaré los camiones bajando la loma grande de Santa María, transitanto por la calle paralela a la costa, cargando disímiles construcciones marinas, artesanales la mayoría, hechas para escapar, para abandonar el país, mi país; nunca olvidaré las decenas, cientos (fueron miles y miles) de personas que vi en la playa ese fin de semana, las caras ajadas, el silencio después.
Me puse muy triste. Aún lo estoy.
[Update:]
* Yoana escribe hoy sobre El Maleconazo, testimonio de la chispa.
* ACRey también lo hizo sobre el 5 de Agosto de 1994.
* Liset y El Maleconazo.
* Orlando Luis Pardo Lazo y Lunes de post-revolución: V DE AGOSTO.
* Enrisco y su cuento en dos partes, Un día mortal.
martes, 5 de agosto de 2008
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