miércoles, 13 de agosto de 2008

Para hacer ciencia no hay que usar espejuelos ni tener los dientes jorobados

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Este creyón labial (la foto) se lo envié a Generación Asere para su colección. Fue uno de los que usé en Cuba antes de venir para Alemania (a finales de 1999).

Dedicar un dólar y pico para comprarme un creyón de labios no era absolutamente prioritario cuando había una lista grande de necesidades que satisfacer en aquellos años, pero no obstante yo hacía mis ahorritos y me daba un gustazo cuando podía. Me subía la autoestima comprarme alguito y autoregalármelo. ¿Ya lo ha probado Ud.?

Siempre llevo un creyón en la cartera y en la casa tengo (y tenía) mis cosméticos surtidos en lo posible. Me gusta maquillarme. Nada de pintorretearme para ir a una función de circo, pero sí muy decentemente darle un poco de color a la cara y de gustarme ante el espejo. A algunas de mis amiguitas no les parecía bien y yo siempre les decía: "Pero muchacha, ¿quién te dijo que para ser científica tienes que ponerte unos fondos de botella y usar aparaticos en la boca? Lo importante es que tú te sientas bien, que te agrade la imagen ante el espejo, que entiendas también que una primera impresión siempre vale mucho, y que la ciencia, con mujeres agradables (maquilladas o no) gana sobremanera". Sigo pensando igual.
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