Yo insisto en que esta gente tuvo la suerte de tener fronteras y no estar rodeados de agua. Ahora, un muro como el del Malecón de La Habana no lo cambio por nada, al muro como muro para ver las olas ir y venir, digo.
sábado, 5 de julio de 2008
Contrastes: Dos muros
Yo paso, observo, comparo... y noto las diferencias. ¿Y tú?
Malecón habanero
Restos del Muro de Berlín
Yo insisto en que esta gente tuvo la suerte de tener fronteras y no estar rodeados de agua. Ahora, un muro como el del Malecón de La Habana no lo cambio por nada, al muro como muro para ver las olas ir y venir, digo.
Yo insisto en que esta gente tuvo la suerte de tener fronteras y no estar rodeados de agua. Ahora, un muro como el del Malecón de La Habana no lo cambio por nada, al muro como muro para ver las olas ir y venir, digo.
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Cuba,
Una cubana en Europa
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7 comentarios:
Mmmm... ambos contarian tantas historias si tuvieran la oportunidad. No las que captaron las camaras de television y video, sino las otras, las ocultas, la que se convierten en chisme y brete.
Saludos desde Londres.
Ah, el malecón de La Habana. Para ver el atardecer con aquel sol rojo que se va escondiendo y las tonalidades tan espectaculares que adquieren las nubes. A ver si puedo encontrar y escanear algunas fotos de mi infancia paseando por el muro. Saludos desde Asturias,
Ana
Tu papi como siempre, se la comió con la serie homérica, jeje.
Qué tal, Ana! dime, Cuban!
Pues sí, cada muro tendría tanto que contar.......
Del Malecón tengo muchos recuerdos pero el de la última vez es el que tengo más fresco y recuerdo más rápido: con unos amigos del trabajo, diciéndoles adiós sin decírselo... hablamos de muchas cosas y me recomendaron viera "Suite Habana", cosa que hice después aquí, y hasta la grabé.
Jajaja, Ana, viste el giro que dió la serie!! Él siempre con sus ocurrencias :-)
Saludos blogueros!
Saludos Agua. El malecón es una maravilla. La última vez que me senté, vino un trompetista a tocar y tocó cosas muy lindas.
Y también compré chicharritas a un viejito que me tumbó dinero, jajaja.
jajaja, tendrás que estar a la viva para la próxima!
Lo único que no me gustó nunca del Malecón era el momento de sentarme en él: siempre me pelaba alguna parte de la pierna intentando subir...
El Malecón de mi Habana, el de la Habana de todos los que estamos lejos, es un pedazo que nos trae recuerdos de infancia, adolescencia, madurez... de todas las etapas de los que tuvimos la dicha de disfrutarlo.
Un saludo para ti y los tuyos Aguaya.
Un saludo para ti también, aunque lejos de ese muro de nuestras vidas......
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