
Cuando mi mamá y mi suegra han venido a Alemania de visita para quedarse "una temporadita" con nosotros, las hemos alejado en lo posible de la cocina. Entre mi esposo y yo nos encargamos de esa tarea como solemos hacer cotidianamente. Ellas descansan de la rutina diaria y por un tiempo se olvidan de los conflictos, preocupaciones y desilusiones que significa el poner un plato de comida en la mesa de una familia cubana.
En algunas ocasiones las hemos dejado hacer sus cositas, no obstante. Por ejemplo, a mí me encantan las sopas y los ajiacos que hace mi mamá. El dulce de arroz con leche, ni se diga. Y mi suegra bateó jonrón la última vez cuando me sorprendió con un plato de harina con chicharrones pequeños de puerco y unos huevos fritos "de adorno".
Siempre miramos por encima del hombro: hay que estarles repitiendo que no ahorren en nada, algo que inevitablemente deben hacer para inventar cómo estirar lo poco que pueden conseguir en los mercados cubanos. Ellas allá se han tenido que acostumbrar a cocinar "a secas", perdiendo costumbres y recetas por falta de condimentos o especias. Casi se desmayan cuando nosotros añadimos tres dientes de ajo a una receta que los lleva, a la que ellas a lo sumo echaran medio pedacito para darle sabor a la comida pero para garantizar también la del día siguiente. "¡Echa, echa lo que lleva, no me ahorres!", les tenemos que repetir constantemente.
Varias personas me han dicho que la cocina cubana ya no sabe a nada. Han sido muchos años de escasez y ahorro. Muchas de las recetas, algunas de las cuales han pasado de generación en generación, se han atrofiado o perdido. En una tienda relativamente nueva de la Habana Vieja, en la calle Mercaderes, hasta se pueden comprar especias exóticas pero, con los precios (en moneda dura) a que se venden, mejor pasar de largo. Mami ha ido un par de veces pero me dice que ni conoce para qué se usa la mayoría de los condimentos y especias ofertados.
Pobre Marco Polo si volviera a vivir... evitaría su paso por la Isla para no ver fracasar su negocio. Bah, ¡qué le importa a los de arriba que lo único que haya para echarle a un arroz sean cuadritos concentrados! ¿La sazón cubana actual? Ah, Marco Polo, te recomiendo la casa de un cubano en el extranjero.... El camino de las especias, de seguro, no te llevará a Cuba. Qué pena.