miércoles, 28 de enero de 2009

La Edad de Oro y una carta del abuelo para mi hija

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Hoy 28 de enero, 156. aniversario del nacimiento de José Martí, El Apóstol, comenzaré a leerle a mi niña La Edad de Oro. Este bello libro me lo regaló mi papá cuando yo cumplí 11 años de edad y me lo ha enviado, desde Cuba, hace unos días. Cuando lo vi otra vez en mis manos me trajo tantos recuerdos...


El libro incluye los cuatro primeros números (de los meses de julio a octubre de 1889) de la revista La Edad de Oro que Martí escribiera, en un lenguaje universal y bello, para los niños de América. La revista original se publicó por primera vez en Nueva York. La edición del libro que tengo en casa es del año 1979, por la Editorial Gente Nueva.

Aprovecho para cerrar el triángulo (mi papá - el libro - la niña) y les confío también una carta que ese abuelo con nietos en la vitrina le escribiera a mi princesa cuando ésta cumplió 3 meses de nacida:

¡Nietecita linda!
No le hagas mucho caso a esos tres gigantes que están irremediablemente locos de amor por ti. Así que haz lo que te dé la gana. Cuando seas grande entonces les pones tú el horario y los bañas cuando ellos no quieran, como hacen contigo hoy. Tú verás que van a ir perdiendo los dientes poco a poco, se les va a caer todo el pelo de la cabeza y se van a poner insomnes toda la noche. En eso se van a parecer a lo que tú eres ahora. Ahí te mando tres marugas... no te vayas a comer las bolitas pero cuando te emperres y no te hagan caso, tíralas con fuerza contra el piso y, luego, ordena que te las traigan de nuevo. ¡Qué carajos! La mayor fuerza por salir de la barriga de tu mamá la hiciste tú, tus papis estaban siempre haciendo otra cosa. Y a tu abuelita, no le hagas mucho caso tampoco, mira que ella nunca se ha tomado un pomo de esa leche que debe saber a rayos. Házme caso, nené. Y no cojas lucha. Caga bastante que para eso, entre otras cosas, estás vivita y coleando.
Besitos,
Abuelito

Si algo entristece al viejo mío, es no poder leerle el libro él mismo a la niña, o cargar al chiquito y "conversar" un poco con él. Somos demasiadas las familias cubanas separadas...
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