domingo, 11 de enero de 2009

Un paseo por Colonia: Tünnes y Schäl del Teatro de Títeres

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Hoy regreso a mi paseo por Colonia y esta vez les vengo a contar sobre dos personajes populares y humorísticos de esa ciudad alemana, que en perfecta conjunción representan al nativo colonés. En Colonia ya los he paseado por mi encuentro con amigos, por el Mercado Navideño, por el Museo de la Ciudad, por el Viejo Ayuntamiento y por la Iglesia Gran San Martín. Hoy quiero presentarles a Tünnes y Schäl.

Tünnes es el gordo y Schäl, el flaco

A Tünnes y a Schäl me los presentó Salva cuando íbamos paseando por el casco antiguo de Colonia. Las esculturas son de bronce y están ubicadas en un patio interior de camino a la Gran San Martín. Tünnes y Schäl, figuras ficticias "toda semejanza con la realidad es pura coincidencia", nacieron en el Teatro de Títeres de Colonia.

Tünnes, gordito pelirrojo, es un campesino simplón que lleva una bata azul, zapatos de madera y un pañuelo rojo en el cuello. Casi siempre se demora en reaccionar y cuando ha hecho algo mal ha sido por desconocimiento. Bruto no es, pero ha dado pie a la frase popular "¡Ese es un Tünnes!" para calificar a alguien poco inteligente o tonto. Su nombre viene de Antonius, Anton. Un Toñico, vaya. La nariz de Tünnes brilla muchísimo. Yo me dije "seguro que tocarla trae suerte...". Y más tarde leí eso mismo en Internet. La llegué a tocar, claro. Nunca se sabe, ¿verdad?


Schäl, flaco fino, viste un impecable traje y lleva sombrero. Le gusta usar palabras rebuscadas del lenguaje y es astuto aunque un poco insidioso. Es el típico hombre de ciudad. Para colmos, Schäl es bizco. Eso significa su nombre pero también: truhán, falso. Al lado de Tünnes hace la pareja perfecta y siempre están haciendo chistes y cuentos.


Ambos personajes hablan el dialecto de Colonia y reflejan la forma de ser de los coloneses, tanto del campo como de la ciudad, y han tenido como casa al Teatro de Títeres Hänneschen.

El Hänneschen-Theater fue fundado en el año 1802 por el sastre Johann Christoph Winters con la idea de celebrar funciones de títeres para niños en las semanas de advento, previas a Navidad. Varias generaciones de la familia Winters siguieron la tradición hasta que en el año 1919 murió el último de sus miembros. Cerró así el teatro. En el año 1926 reabrió sus puertas como Teatro de Títeres de la Ciudad de Colonia. El teatro sufrió irreparables daños en la Segunda Guerra Mundial y la gran mayoría de sus legendarios títeres no sobrevivieron las llamas del fuego. Con el esfuerzo de algunos de sus actores y músicos retomó las riendas una vez terminada la Guerra, hasta hoy.

Y yo... yo me he acordado todo el tiempo del Teatro Guiñol, en los bajos del edificio Focsa, y de las veces que fui allí cuando niña a ver funciones de títeres...
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